jueves, 30 de junio de 2016

Sin temor y sin temblor

A pesar del rigor de la "hora" y de la terrible proximidad de quienes no saben, ni podrán saber... La sabiduría es silenciosa y poderosa. No se entrega a cualquier pasante ni a cualquier curioso. La sabiduría -una vez más- es discreción, pudor y silencio.
Hoy topamos con quienes saben muy poco y creen saber muchísimo. No podemos quejarnos por la ausencia de mediocres que llenan el aire, los aires, de sandeces e impertinencias.
Parece que el pobre hombre necesita dominar y someter, de lo contrario se tiene por un infeliz. Pero aquél sujeto que cree "saber" es, casi siempre, un peligroso ignorante.
-Medita, hermano, medita- busca en tu corazón esa trascendencia que se escapa, porque sólo te animas en los "lodazales", en lo que se dice, en lo que imponen las "modas" cada vez más ridículas.
Deja y vete lejos. No embadurnes tu calzado nuevo

Alberto E. Justo.


Santa Fuga

¿Cómo huir de tanta necedad y desaciertos? ¡pregunta confusa y audaz! Yo te diré en pocas palabras cuál deba ser la lucha de los peregrinos hoy...
Si te has atado en esas feroces estructuras, caracterizadas por lazos y reglamentos, por tradiciones infinitas como aquellas de los hijos de Hillel... Suéltalas y suéltate. Es preferible llorar...
Si conservas el ánimo y la decisión de buscar y de encontrar la verdad: tendrás un bellísimo y dignísimo panorama abierto, un camino que hará fecundas hasta tus derrotas.
Te recordaré un texto, nada menos que de nuestro Lope de Vega:
"A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos
No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos. 
Ni estoy bien ni mal conmigo,
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Entiendo lo que me basta
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuantas cosas me cansan
fácilmente me defiendo,
pero no puedo guardarme
de lo peligros de un necio.
..........................................
Y dejamos aquí la cita para seguir meditando en silencio, más allá...

Alberto E. Justo


¿Aún más allá?

El monasterio está en el corazón... Avanzamos por el Desierto, siempre más extenso, en la búsqueda del "hogar escondido", de la "celda amable", del "lugar inviolable", pleno de luz y de silencio.
Y parece alejarse semejante "destino"... ¿Por qué? Caminar y caminar "sin destino"... ¿Entonces?
El monasterio, ese claustro de paz, no está aquí, ni allí... Descendiendo de viejas montañas nos ilusionamos con hallar lo que nunca se halla fuera.
Caminaba yo, una vez por populosa y ruidosa avenida. Y me decía: -esto ha de acabar alguna vez... Pero era demasiado grande. En cambio, sentado como los antiguos monjes, en pequeña espera, descubrí estar demasiado cerca...
Y me dije, y me digo, aguarda con gozo la mayor respuesta. Sabemos que caminamos a la Eternidad, YA en la Eternidad. 

Alberto E. Justo


miércoles, 29 de junio de 2016

El Sol en el corazón

El sol en el corazón resplandece en un nuevo monasterio, que no debe su existencia a proyectos o decisiones humanas. Nos lleva el Señor por el camino que es humano y descubrimos en su silencio e inabarcabilidad los horizontes más insospechados. Porque, en efecto, no podemos, nunca podremos, ceñirnos con gruesas cadenas o lazos.
¡Saltarán por los aires las torpezas!
Yo sigo aguardando la muerte y, con ella, el cumplimiento de las más variadas ilusiones. NO TEMAS, NO TEMAS, repite la Voz de lo alto. No dudes, aquiétate y reposa en el Corazón de Cristo.

Alberto E. Justo