viernes, 30 de diciembre de 2016

Deseo de Dios

Que brota del corazón... Lo recibimos y se hace raíz profunda... Sólo Dios...
Un periodista preguntaba una vez a un estudiosa francesa qué cosa le había atraído de la Edad Media, por qué había dedicado su vida al estudio de la historia y de la cultura medievales... Ella respondió con sencillez que la vida monástica constituía el motivo fundamental, porque descubrió que algunos monjes no deseaban más que a Dios. En efecto, Dios les bastaba... Y esto le pareció extraordinario...
Este icono perdura y perdurará siempre...

Alberto E. Justo


miércoles, 28 de diciembre de 2016

En el silencio de la Aurora

Amanecer en la realidad más profunda, sin decorados inútiles, sin figuras, sin condicionamientos... El Señor llama y nosotros, aún débiles, acudimos sin saber bien dónde estamos...
Pero sabemos lo que somos en Cristo, en el Espíritu. Ascendemos al Padre con confianza, depojados de obras propias o ajenas.
La vida monástica se brinda a quienes la aman, a quienes la desean, sin otra pretensión que no sea acudir a Aquél que nos ha llamado de una vez para siempre.
Porque somos aquello que amamos en verdad. Quizá nadie lo vea, quizá nadie sepa nunca en esta tierra la hondura de un silencio y de una vida que aspira incesantemente al Corazón de Dios.
Cuando todo se pierde (según el mundo) amanece la luz de una aurora que no conoce ocaso.

Alberto E. Justo


martes, 27 de diciembre de 2016

caerán los bastiones

Más allá de las murallas que nos circundan, más allá de razones y de ilusiones, más allá de lo que parece, sí: mucho más allá está nuestro hogar real.
No son los sonidos ni los temores que nos circundan, no son las sombras que viajan, ni los agüeros que se formulan... No, nuestra casa, nuestra morada está más allá y no se distingue con los sentidos ni las luminarias materiales.
¡Vives y vivimos el silencio que no se reduce a ninguna "cosa", que no queda atrapado en las prisiones de la falsedad! Porque lo que así no más se ve es por lo general falso, porque es mentira lo que se hace y lo que se pretende...
¿Dónde nos hallamos y quiénes somos? No, desde luego, los fantasmas de estas horas. Ya no habitamos en verdad donde se sospecha, porque nuestra vida "ya está en el cielo." Conversatio nostra in coelis est...
Vayamos donde vayamos, nos lleven donde nos lleven, habitamos un trozo de cielo, que es nuestra morada. Ya no somos de aquí (ni de allá), porque Aquél que nos ama ha venido a esta pequeña morada, donde nacimos y donde en verdad somos.
Repito: estemos donde estemos: no estamos donde nos ven sino donde sólo Dios nos ve, donde nadie puede descubrirnos, donde vivimos escondidos con Cristo en Dios.

Alberto E. Justo


lunes, 26 de diciembre de 2016

silenciosa salmodia

que se perpetúa en el corazón. Oración constante según el latido y el respiro, según la vida. ¿Hay tanto que pedir? Sí, sin duda, pero no limitemos plegaria alguna, porque lo que el Señor nos da es más que todo lo que podamos soñar.

Alberto E. Justo



sábado, 24 de diciembre de 2016

¿quién responde? ¿hay alguien que responda?

Hay horas de soledad y de abandono que no acertamos a explicar... Quizá busquemos cómodas maneras de decir lo imposible.Estos instantes se suceden en los días de la incertidumbre y de la pena...
Pero los pastores cuidaban sus rebaños en medio de la noche. ¿Qué quiere decir "en medio de la noche"?
¡Tantas veces apelamos a la "noche"! A esa noche y a su incertidumbre... Y -a veces- los ángeles no llegan... O no llegan a tiempo... ¿Puede ser así? ¿O cometemos un serio pecado poniendo en duda la celeridad de nuestros amados ángeles?
El "desgarro" aumenta y el dolor también. Pero no acertamos a verlo todo, a descubrir todo y más que todo, en la Madre que tiene a su Hijo recién nacido. ¡Sencillísima y fecunda respuesta! La misma Noche Buena es la respuesta cuando acontece en nuestro corazón.
¡Hombre de poca Fe! ¿Porqué dudas? El Niño puede más que toda la Historia, que toda "tu" historia... ¡Por favor, no temas! ¡Anímate y eleva y repite tu plegaria! ¿Dudas de Dios?
Allí, en la lejanía más cercana, en lo que parece más lejano está lo inmediato, tu Madre te vuelve a decir, como a San Juan Diego, "¿Acaso no soy tu Madre?" Sí -responde ahora tú mismo- "he aquí a tu hijo..."

Alberto E. Justo




viernes, 23 de diciembre de 2016

Monje, por la gracia de Dios

Guarda en tu memoria y en tu secreto esas aspiraciones que de Dios vienen y a Él tornan. Descubre tu monasterio en las entretelas de tu corazón y no te apresures a "parecer". Más bien, al contrario, procura "ser" en verdad. Construye tu claustro en silencio y que los nuevos muros que levantas te escondan de curiosos y parlanchines.
Sorpréndase el mundo de esas "ausencias" indeseadas, de los que están ocultos y siguieron libremente el camino... 
Los cronistas, luego, buscarán motivos y requerimientos humanos para explicar y explicarse lo que no entienden.
¡Recógete en la Palabra de Dios! Eleva esos muros y cierra aquellas puertas... Abre estas otras, claro, que no despiertan ni envidia ni recelo.
Permanece en el Corazón...

Alberto E. Justo


jueves, 22 de diciembre de 2016

Mundo y Desierto

El mundo no se "deja" contra el mundo, o por fracaso o desilusión del mundo, sino por una opción más alta...
Tantas veces nos confundimos con todo ello... El Amor de Dios todo lo supera y no lo perderemos jamás...
-"Señor, ¿a quién iremos? Tu tienes palabras de vida eterna..."

Alberto E. Justo


sufrimiento y gozo

¿Quiere Dios, acaso, que el hombre sufra o padezca esto o aquello? La Voluntad de Dios es la "libertad"creada del hombre. El sufrimiento que pueda padecerse (¡a veces tan terrible!) es, sin embargo, consecuencia de las acciones humanas...
¿Cómo Dios obtiene tanto bien del dolor? Pareciera que esta "negatividad", nunca querida por sí misma, trae celada en su misterio una inaudita "potencia" de transformación.
Por eso el brillo de las cosas tiene su ámbito y su lugar, tal vez, donde no se lo sospecha.
Cuando percibas una amenaza ten en cuenta dos cosas: la primera consiste en que las amenazas carecen de realidad; la segunda, que Dios transforma todo en bien cuando lo dejas obrar...

Alberto E. Justo


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Nadie tiene poder verdadero...

¿Alguien ha osado apartarte de tu camino? ¿Quienquiera que sea turba tus horas con desilusiones necias? Las sendas son, a veces, muy duras, pero el Señor te lleva y va contigo.
No te detengas a considerar esto o aquello. Sigue simplemente y sumérgete en el Amor de Dios. Es tu tesoro, es tu vida. No importa lo que se dice por ahí o por aquí. Repite en tu oración cotidiana como saludable meditación: "al vencedor le daré el maná escondido y un Nombre nuevo, que sólo conoce el que lo recibe..."

Alberto E. Justo


¿Qué hay del otro lado?

Esto que ahora descubres es más grande de cuanto puedas suponer. La hora es difícil y las pruebas no son pocas... Pero eso que aparece en un horizonte nublado no es.
No te detengas en la materia circundante. Es posible que quieran convencerte de que todo lo hallarás en ella. Pero en ella no hay nada. Si sufres una herida ¡deja que sane! y no alimentes figuras ni imágenes; deja que se consuma lo que está destinado a consumirse.
El Señor te espera. Vas de camino y Él ya está en tu corazón.
Tu corazón es un abismo. Ni tu ni nadie lo puede abarcar. A Dios pertenece y Dios viene a él.
El "otro lado" es la luz que no se apaga. Es la aurora, es el nacimiento verdadero...

Alberto E. Justo


martes, 20 de diciembre de 2016

Cuando Dios llama...

Cuando Dios llama poco sabemos de "detalles". Sólo -¡y nada menos!- hemos conocido que Él nos llama... Este "llamado", esta vocación, es inefable. Continúa, como la Aurora, encendiéndose cada vez más. Pero es muy posible descubrir en el claroscuro de todo lo grande. Tengamos, ahora y siempre, gran confianza, que "ni ojo vio, ni oído oyó, lo que Dios tiene preparado para los que lo aman."

Alberto E. Justo


Despojo y plenitud

Si te han quitado los títulos y prebendas deja en el camino, sin temor alguno, lo que hoy, tal vez, parece perdido. Los fantasmas se devoran unos a otros y las vanas ilusiones también. Nada perderás si presente siempre tienes tu mayor tesoro, que ya está en ti contigo...
¿No tienes acaso el Nombre del Señor? ¿No sabes que YA es tuyo?
¿Has olvidado que llevas, con el maná escondido, el Nombre Nuevo que sólo conoce el que lo recibe?
¡Alégrate con María Santísima que es tu Madre! No la perderás nunca, porque nada ni nadie puede apartarte del Amor de Dios...
Confianza y Paz.

Alberto E. Justo


lunes, 19 de diciembre de 2016

aunque sospeches otra cosa

Lo mejor está donde no aparece... El "enemigo" nos ataca sugiriendo estadios o lugares que multiplican la confusión de estas "edades" que pasan...
Ve al Ser, apártate de los fantasmas, de las ilusiones y de lo que no es. Permanece en el secreto de Dios... Permanece en tu morada. Eres más fuerte de lo que supones, eres fuerte en Aquél que, incesantemente, viene a nosotros y no se aparta de nosotros. Ten confianza y no temas.

Alberto E. Justo


sábado, 17 de diciembre de 2016

"Yo Soy el Camino y la Verdad y la Vida"

Es en esta hora, en nuestro presente escondido en el Misterio, cuando -una vez más- descubrimos la senda que nunca abandonamos... Porque ilumínase, más alto, el sentido de nuestra peregrinación...
"No temas", nos repite el Señor, "tú estás más alto y más seguro de cuanto imaginas."
El viaje, nuestro viaje, no acaba ni sigue de esta o de aquella manera; recibimos el soplo (nuestro respiro) más alto que todas las "determinaciones" o condiciones imaginadas...
No quisiéramos quedar anclados u olvidados en parajes resecos, donde no se deslizan los arroyos, ni vuelan las aves, ni llega la brisa... 
¿Hemos olvidado dónde está la fecundidad y el centro de la Única Realidad, que es nuestra Morada?
¡Ven Señor Jesús!

Alberto E. Justo


martes, 13 de diciembre de 2016

el pesebre del corazón

Esperamos este Nacimiento con alegría, a pesar de las constantes "desilusiones" de una hora difícil.
Pero ¿qué puede compararse al nacimiento del Niño más allá y más hondo que cualquier condición? No sé qué pueda decirse de este pesebre, anunciado por el Amor de Dios y por sus ángeles.
Este pequeño jardín -¡parece tan pequeño!- esta "gruta" en el centro de nuestra vida (es vida nuestra desde luego), este "soplo" que nos anima y nos transfigura, es ahora sólo una alusión a la mayor realidad, a la venida del Señor, a su Nacimiento, en nuestro corazón.
Florece el desierto más alto que cualquier figura. Ahora mismo enciéndase nuestra confianza en Quien es nuestra vida, nuestra salud y todo nuestro bien.

Alberto E. Justo


viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Qué quieres hacer de ti?

Pregunta un tanto insólita... Pero nos ubica nuevamente en el camino esencial... Algunos tendrán por seguro que podrían haber cumplido con otras tareas en la vida presente... ¿Por qué no? Las posibilidades son infinitas...
Y yo me apresuro a decir y a recordar que todo, todo (lo hecho o lo no hecho), se puede realizar en el Amor y que en la medida en que "algo" es deseado al punto queda cumplido.
Una vez más: la vocación monástica se vuelve nuestra en el deseo, cuando hemos descubierto el camino escondido en el Corazón de Cristo-Jesús.
No hemos de olvidar la sencillez e inmediatez del llamado de Dios: siempre más allá y más alto que todas las "determinaciones" o "condicionamientos" del lugar y de la hora.

Alberto E. Justo


martes, 6 de diciembre de 2016

El "arte" del camino

Todos los días podemos dar con una apertura maravillosa. Es la aurora en nuestro interior... No hay mejor lugar que la sencillez de este horizonte espiritual que se nos descubre a cada momento.
Vamos de camino y descubrimos perspectivas que no podíamos imaginar antes...
Es preciso huir de la duda y de los temores que acechan nuestro andar. Y confiar en Aquél que es nuestra vida, nuestro gozo y, también, nuestro secreto.
¿Sospechábamos, acaso, que Dios mismo es nuestro "secreto"?

Alberto E. Justo


sábado, 3 de diciembre de 2016

la confianza y la paz

Confiar totalmente en el Señor es el acto y el hábito que se presenta a nuestra consideración... Me atrevo a decir que se trata de algo más que un hábito, que es un latir de vida que brota de la gracia. En los mejores momentos, en los peores, en la enfermedad, en la perplejidad, en las horas de confusión, en las noches más oscuras. Esto es: siempre: como un respiro. En suma, es propiamente respirar y respirar hondo.
El Señor se complace en nuestra confianza, en el abandono que comporta dejar que Él obre en nosotros... A una monja Clarisa le decía Jesús: -"déjame ayudarte". Esto es: déjame que te de todo lo que necesitas ¡y lo que deseas!
Por ello, no temas. Alégrate en el Señor con María. Lo que hoy te abruma, en la plegaria será luz y paz mañana. No dejes de orar. La vida vale lo que vale la oración...
Si ahora mismo el desconsuelo y la incertidumbre te invaden, si no sabes qué hacer, si temes el desamparo, ve DIRECTAMENTE a Dios y obtendrás más de lo que esperas.
Y recuerda: la contemplación "sin medios" es posible en esta vida... Y si Dios te ha llamado ya estás habitando con Él y en Él...

Alberto E. Justo

No lo aguardábamos así...

¡Rotura de ilusiones! Y, sin embargo, nuestra vida continúa por su cauce, un cauce que no logramos ver en totalidad... ¿Es necesario ver demasiado?
Cuando las "estructuras" aprietan donde las juzgamos superfluas e inútiles, sabemos que es preferible "dormir la siesta". Hay dolores que no se curan con indiferencia o con "sanaciones" apresuradas. Sólo se nos invita a hallar un sentido más elevado, un sentido en verdad liberador, en el andar cotidiano y en cualquier ocasión...
Esto que hoy sufrimos es una escala que nos lleva muy alto. Pero no a cualquiera, sino a los que lo padecemos. No todas las víctimas son iguales.
Pero todas las horas tienen su amanecer y su ocaso. Y las horas son diferentes y nosotros también. Quiero decir que algunas "duelen" más que otras; pero si duelen: por algo es. Porque hay una participación misteriosa, que es vocación muy subida, que nos cuesta descubrir.
El martirio supone, hoy por hoy, no saber muy bien por lo que se muere. El núcleo de luz de cada paso está escondido, pero refulge en el secreto admirable e inefable del llamado de Dios.
¡Adelante, pues, y confianza en el Espíritu!

Alberto E. Justo


jueves, 1 de diciembre de 2016

¿Más cerca o más lejos?

Cuanto más nos acercamos a la muerte (a nuestra muerte) más late en el corazón la promesa de resurrección y de vida... En efecto, los dolores o sinsabores o pruebas del camino se multiplican a veces, pero en cada fragmento de nuestra participación en la Cruz del Señor resuena la promesa inefable: "hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Es posible que un cierto temor nos cause amargura y nos detenga en al camino, pero ha de quedar callado si recordamos nuestro paso con Jesús. El Espíritu del Señor nos lleva desde dentro del corazón, más allá, más alto y más profundo de cuanto podamos soñar...
¡Ánimo pues en la horas oscuras! El camino cada vez es más breve, y el regalo de Dios cada vez es más grande... No lo vemos ni lo sospechamos, pero es verdad...

Alberto E. Justo



martes, 29 de noviembre de 2016

déjate hallar

A pesar de los vaivenes y de las dificultades... Buscamos, seguimos buscando, sabiendo muy bien que ya hemos encontrado... Es una sorpresa, un desafío... Porque, en efecto, hemos encontrado cuando dejamos que, en nosotros mismos, allí o aquí mismo en el fondo y secreto escondido, sólo Dios es Dios.
El peregrino clama por maestros y por sendas o "cosas" que lo guarden o protejan, que le proporcionen esa seguridad que, en el mundo de hoy, se tiene por muy importante. Clamamos, sí, pretendiendo un calificativo que nos "identifique" en "lugares" que son, en realidad, inferiores o más pequeños que nosotros mismos. 
Sin embargo la vocación, el llamado de Dios, nos levanta más alto que cualquier lugar o tiempo.
¿De qué manera? Sin modo ni manera, en el "secreto" del Padre, en el Corazón de Dios.
¿Queremos "manuales" que nos introduzcan donde ya estamos? ¿No nos conforma eso que recibimos a diario, a cada instante?
¡Déjate levantar en ese "vuelo" de la plegaria que no tiene determinaciones! ¡Abre el corazón! ¿Qué podemos decir de la Aurora?

Alberto E. Justo


sábado, 26 de noviembre de 2016

"agua que no has de beber..."

En esta hora, queridos hermanos míos, hemos de abrazar una escala que lleva muy alto aunque nos asuste un poco... Se trata de la escala de la cruz, quizá de un "sufrimiento" que no acabamos de precisar, pero que parece asomarse con frecuencia en los pasos de nuestra peregrinación.
Y subrayamos que no hemos de detenernos -en ningún ascenso- a pesar de su importancia. "Deja que la necedad pase y tú sigue subiendo en silencio" porque lo que "otros" dicen que hagamos casi nunca nos concierne.
Para "pasar" del otro lado, en la brecha de la que nos hablaba el Maestro Eckhart, es necesario dejar, abandonar esas "determinaciones" o "condicionamientos" que si bien no llegan a cerrar el camino, por lo menos nos demoran y causan desazón y perplejidad tantas veces. Y asegurarnos de que tantas cosas que mortifican y confunden ya han quedado más atrás, muy atrás.
La necedad acaba dominando cuando prestamos atención a lo que "no es".
Hoy por hoy abundan los detalles y las inacabables estructuras que asfixian aquí y allá. Es un estilo -tal vez- de adolescencia retardada que perturba el camino de madurez... ¡Tantos arroyuelos que no llevan a ninguna parte y se pierden en la llanura donde los reseca el sol!
No nos detengamos pues en senda alguna, olvidando lo esencial. El silencio y la plegaria profunda nos dirán siempre por dónde y adónde vamos. Perseveremos en el "Yo Soy" de Aquél que "Es".

Alberto E. Justo


viernes, 18 de noviembre de 2016

vocación

La vocación monástica es un bien inefable que anida en el corazón de todo peregrino... Así como nada ni nadie nos puede apartar del "desierto" interior y profundo, así la vocación escondida resuena en el corazón humano de mil maneras y con libertad.
Es posible que nos resulte difícil precisar esto que vive en nosotros y no logremos "traducir" su honda realidad. Porque el camino es alto, tan alto y tan inmenso, que no puede ser reducido dentro de límite alguno... Simplemente ahí está.
¿Instituciones? ¿Modos? ¿Maneras? Todos los modos han quedado en el ámbito de lo determinado, de lo condicionado por esto o por aquello... Ahora la senda se eleva sin concurso nuestro, sin que podamos apuntar mérito o condición alguna de nuestra parte... Lo que nos toca, lo propio, es acoger en silencio, ya que todo es una sorpresa admirable.
No se trata de copiar ni de buscar o revolver. Hablamos más bien de "dejar" y de sonreír. La vocación a la soledad comporta un humor sereno, la paz no sin firmeza, y el abandono en Dios.
¡Surja, pues, el gozo y la alegría de lo que adviene desde lo alto y desde más allá, aunque no pueda decirlo ni decírmelo! ¡Alabado sea Dios!

Alberto E. Justo


lunes, 7 de noviembre de 2016

visión en el desierto

El desierto es ahora el horizonte de dentro, la apertura sin límites, por donde pasamos más allá... O tal vez, como lo decimos siempre, más aquí, en el secreto mayor y más invitante.
No se trata, desde luego, del desierto de los mapas o de los diccionarios de Geografía o de los que vemos al pasar o de los que hemos de pasar... Se trata de aquéllo que no halla "definiciones".
A nada puede compararse nuestra casa o nuestra morada. A nada se reduce, tampoco a su propia imagen. 

Alberto E. Justo


domingo, 6 de noviembre de 2016

A pesar de lo que "se dice"

Luminoso caminar en medio de la tormenta... En medio de la tormenta sabemos que más arriba todo está despejado... ¿Es posible ascender más alto cuando las desilusiones nos abruman o las pruebas se suceden?
Desde luego que sabemos muy bien que se nos llama a un ascenso inimaginable y que esta "vocación" no nos engaña nunca.
No temas que estás muy por encima de cuanto sospechas. Las ráfagas pueden atemorizar, como tantas otras cosas. Pero la realidad no se mide por el temor. Tampoco los sustos ni las amenazas ofrecen nada. Sabemos que estamos y somos más allá...

Alberto E. Justo


sábado, 5 de noviembre de 2016

En el jardín del claustro

Junto a la fuente, en silencio... El peregrino sabe, cada vez con mayor certeza, que no está solo. En suma: materialmente quizá no pueda constatar lo que sus oídos y ojos espirituales le brindan... Pero la Presencia, que todo lo llena, no ahorra la expresión serena y secreta de su gozo, de su unión... Una hondura de paz que recibe la permanente buena nueva.
Soledad terrible es aquella que se oculta tras los velos de una ausencia y de un dolor incomprensibles... Sólo puede recordar un abandono sin sentido. Sólo dice que está solo. Hasta que la soledad auténtica se revela como presencia inefable y el silencio habla un lenguaje nuevo a cada instante.
¡Admirable amanecer en las quietas horas abiertas al infinito!

Alberto E. Justo


viernes, 4 de noviembre de 2016

despertar

Despertar tal vez a un sueño... ¿porqué no? Sin embargo infinitas veces nos parece abrir los ojos en la noche y descubrir una senda nueva que nos lleva más allá...
Y es así. No podemos sospechar la amplitud de nuestro camino ni tampoco adónde nos lleva o adónde somos llevados.
El "Misterio" se ha abierto para todos nosotros y su sola presencia ha dispersado o evaporado angustias y dudas de toda especie.
Vamos pues de camino por un claustro infinito pleno de sugestiones, preñado e iluminador, en un ascenso que no podemos explicar.
Hemos entrado en camino nuevo. Las amplias hojas de las puertas labradas del monasterio interior están abiertas. No podemos creerlo, pero este nuevo estado nos pertenece, es algo más que nuestro porque es de Dios.
Las campanas que ayer nos convocaban hoy callan ya, transformado su bello sonido en un himno silencioso que marca los pasos de una oración que no ha de detenerse jamás... Son los latidos de un corazón abierto que todo lo trasciende y nos eleva en su secreto que es luz y que es vida.
¿Qué más decir? Si preguntamos con mirada "indirecta" no obtendremos respuesta alguna. Pero si nos dejamos sumergir en la inmensidad de Su vida, escucharemos en lo profundo, en todas las auroras, la única respuesta de Aquél que viene, de Aquél que nace:
"YO SOY".

Alberto E. Justo


domingo, 30 de octubre de 2016

siempre amanece

El peregrino tiene vocación de "aurora", de encontrarse y descubrirse en el amanecer, en la primera claridad de la mañana. San Juan de la Cruz canta los "levantes de la aurora", pues es aquí, en esta diáfana hora, cuando se nos revela el origen virginal de todas las cosas... Es el Nacimiento de Dios en nuestro corazón, ensimismado en el mismo Corazón de Dios.
Hágase fuerte la Esperanza y aprendamos a "ver" más allá. La luz no es avara ni miente. Es el Sol de la Resurrección y de la Vida que ya se nos da sin modo ni medida.
Por eso clamamos en nuestra plegaria cotidiana: -¡Ven, Señor Jesús!
Mientras la avaricia y la duda siembran desolación y angustia, hemos de seguir sin titubeos nuestros pasos. Porque ha llegado la hora, siempre llega, y recibimos en ella, en su esplendor y soledad, en su silencio, el ámbito de nuestra intimidad con solo Dios.

Alberto E. Justo


domingo, 16 de octubre de 2016

contradicción

Preguntamos hoy por esas situaciones, propias de un desierto y de todos los desiertos, cuando el peregrino ha de "jugar" en ámbitos contradictorios, que quieren apartarlo o alejarlo de su camino...
¡Cuántas  veces preguntamos: -¿por qué?- ante pruebas de toda índole, aún en la soledad!
Hoy, desde luego, en esas "crisis" de convivencia, se multiplican las cuestiones y los problemas. Y no hallamos, por lo menos rápidamente, la solución deseada...
Nos detenemos, entonces, en la oración en el Huerto. Y nos damos cuenta de que no aceptamos muy fácilmente la Copa del Señor. Por el contrario, pretendemos el éxito y la satisfacción, no sólo de sabernos en lo cierto siempre, sino de merecer no sé qué premio reconfortante en esta hora o en cualquier otra.
Ha aparecido el "desengaño" en el oscuro horizonte delante nuestro. No lo queremos en modo alguno... Pero ahí está.
Muchas veces hemos recordado que el desierto de hoy (el de siempre) tiene las pruebas y las tentaciones de Antonio, y éstas no son precisamente simpáticas.
Pero el Señor bebió la Copa. Las horas de la tentación y las contradicciones son harto variadas. Pero nos traen el consuelo en ellas mismas, sobre todo cuando sabemos y meditamos que el Señor nos invita a seguirlo, a vivir en Él y con Él su Misterio, que es también, de algún modo, el nuestro.
No nos detengamos en saber si es esto o aquello. Dejemos a Dios ser Dios en nosotros, en confiado abandono, en esperanza, en el mismo Espíritu que nos es dado...
¡Ven Señor Jesús!

Alberto E. Justo


sábado, 8 de octubre de 2016

¿Cuál es el "lugar" escondido?

¿Cómo no preguntarlo cuando tanto hablamos de él? Porque quisiéramos una dirección más clara, señas que nos ayuden a encontrar nuestro bien...
Es claro que no podemos dar un "domicilio" porque vamos más allá de todo lugar establecido entre límites pensados o determinados. La invitación es a un "lugar" que no tiene dirección porque, de algún modo, las tiene todas... Porque hallamos nuestro monasterio o nuestra ermita en nosotros mismos, y el "escondite" está en el corazón. Lo que está demasiado cerca, lo más inmediato, no se descubre detrás de ciertas fronteras sino que se recibe en quietud, en silencio, en confianza; en suma: en fe.
Es el "encuentro" con la vida misma. Es la unión al Viviente. La vida se recibe pues, y todo lo repleta.
No haya temor ni duda. Cuanto menos lo "pensamos" más presente y profundo está...

Alberto E. Justo


viernes, 7 de octubre de 2016

caminos de contemplación

No es difícil hallarlos, sobre todo cuando vamos "unificando" nuestra vida. Cuando dejamos que Dios nos "una" en Él y con Él, en el misterio de su presencia y de su amor...
Pero ha de ser Él. Porque los caminos no son ilusiones ni fantasías. Tampoco tienen que ver con los antojos u ocurrencias de "otros" que pretenden imponer modos, emociones o actitudes postizas,
precisamente cuando las ambiciones de poder mundano están a la orden del día, cuando los que se atribuyen, aún en el campo religioso, un dominio que no les pertenece, que nunca les pertenece, ni les ha pertenecido jamás.
Los caminos de la contemplación son "de otra índole", están más allá de los "controles" y de los proyectos; y son caminos de Dios. Es por ello que el peregrino ha de vivir en paz y libertad, muy lejos de costumbres y modas, muy lejos de fanatismos e imposiciones hueras...
¡Adelante pues, con gran confianza! Descubramos en las entretelas del corazón y en su silencio los lugares y el espacio, la apertura que es camino (¡y mil caminos!) por gracia de Dios.

Alberto E. Justo

jueves, 6 de octubre de 2016

huellas en un solo camino

Para quienes han sido llamados a las sendas del Desierto los pasos se suceden, armoniosamente, en una dirección. Alguien dijo una vez: -ve "directamente" a Dios. Esto es: no detenerse ni enredarse en tareas o campos intermedios...
La tentación, la gran tentación de nuestros días, es este "detenimiento", con tanta frecuencia vano y sin sentido.
Desierto es amplitud, apertura como el mar o el firmamento. Significa infinito espacio y "lugar" más que lugar. Y, sin embargo, cabe, todo él, en el corazón atento y puro.

Alberto E. Justo


miércoles, 5 de octubre de 2016

Silencio y esplendor

Aunque no parezca en el silencio del desierto, por encima de los ruidos y de las dificultades, resplandece la luz siempre nueva, que nunca palidece, que nunca se aleja.
El desierto es la ciudad y el despoblado; el desierto es paisaje y apertura, el desierto envuelve en silencio nuestras horas mejores y se convierte en ocasión de elevación insospechada.
El silencio supera todo ruido y toda angustia: puede ser cobertura y abrigo de paz si sabemos andar por sus sendas y abrir sus caminos. El desierto es soledad inefable y comunión altísima cuando prestamos atención pura desde el corazón profundo...

Alberto E. Justo


jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Adónde vas?

Es la pregunta de hoy, formulada en nuestro interior... ¿Adónde voy, adónde? Hemos visto que nos dicen o nos decimos: -Ven aquí, ve allá... En algunas partes los "poderes" se precian de enviar a otros (no a sí mismos) para aquí o para allá... Y, sin embargo no nos vamos a ninguna parte. A ninguna parte que no sea la descubierta en nuestro interior, honda en el corazón, fecunda por la gracia de Dios. No, no nos vamos nunca cuando descubrimos el paraje verdadero, el monasterio que carece de supuestas ruedas, que sólo está "quieto" en el Amor de Dios.
Las ambiciones multiplican las inquietudes y desafían la paz que desciende de lo alto y que nos lleva más allá de inquietudes y zozobras. No, mi amigo, no te vas si permaneces en el Corazón del Señor que es, desde luego, tu Corazón. Por más que se ensayen mil cálculos y doscientos mil proyectos, estaremos siempre quietos en el corazón.
¿Dónde están los cambios? Siéntate en paz, en meditación y en silencio, recibe en tu misma intimidad la Única visita...
Y deja que su Presencia te eleve más allá de lo que sabes. Porque no interesa tanto "saber" cuanto recibir en lo hondo del Ser y del corazón... Entonces nada ni nadie podrá jamás apartarte de ese Centro en el que ya habitas en modo inalienable... Que no hay palabras...

Alberto E. Justo


domingo, 25 de septiembre de 2016

siempre en el desierto

En el desierto, en el corazón. ¡Hallar esos parajes siempre desconocidos y nuevos, siempre más luminosos y escondidos! Horas de silencio, de paz... A pesar de pruebas y dolores...
No, no todo acaba... Por el contrario, el desierto es siempre ocasión y aurora. A pesar de las tormentas, a pesar de los sinsabores.
Seguimos de camino en un claustro que se abre en el cielo. La alegría late en el centro, cuando no nos quedamos fijos en los lados opuestos, cuando tenemos el coraje de discernir. Quizá la respuesta parezca osada. ¡Bravo: ya es hora de respuestas atrevidas, de aquellas que brotan de la meditación y de la plegaria!
No hay tormentas que nos detengan. Hemos hallado el silencio del corazón.

Alberto E. Justo


domingo, 18 de septiembre de 2016

La luz permanece, cada vez mayor...

Es hora de gozar la Presencia... A cada instante es más profunda e inmediata en razón de la Bondad y Misericordia divinas. Dios no calla en el corazón de sus hijos, su Presencia (siempre inefable) arrebata y eleva más allá de lo imaginable.
No es necesario esto o aquello. Sólo interesa la Fe que ilumina y nos dice, a cada paso, cuál es la verdad y dónde está la vida.
Que nuestra oración sea, pues, la suma y renovada atención a la realidad que nos transforma.
Nada hay más bello que el jardín de un claustro escondido, en el monasterio de silencio de nuestro interior. El silencio es lenguaje de vida y aurora; el silencio enciende, de nuevo, lo que ayer, por nuestro torpeza, se apagó. Hoy, nuevamente, en la inmediatez inefable, se apodera de lo más íntimo y lo expresa sin más, a su modo.
El regalo de la gracia resplandece siempre y vuelve a resplandecer, sobre todo cuando nos damos cuenta de que no es ficción ni ilusión de ningún género.
El camino es apertura dichosa, no se estrecha nunca, sino que se abre a pesar de dudas y escrúpulos sin sentido. Cada uno, cada peregrino, lleva su secreto y la hondura de su vida, más allá de curiosidades u opiniones antojadizas. Aunque dudes, en el Señor no existe la duda. No temas, que en el silencio se aprende a discernir con acierto y en verdad.

Alberto E. Justo


martes, 13 de septiembre de 2016

A pesar de los límites...

En efecto, con tu propósito estás más allá. Pareciera -tantas veces- que callan voces que aguardábamos, o que un vacío incomprensible nos abraza, en un silencio que no alcanzamos nunca a imaginar...
Sin embargo, allí donde nada se manifiesta ahora, muy pronto resplandecerá todo.
Quizá si aguardas con paciencia y con confianza, con verdadero abandono, descubrirás o redescubrirás los mayores secretos. La luz no es avara: brilla "sin por-qué", no tiene pretensiones ni fantasías.
Confía pues aunque no distingas lo que aguardabas.
 La oración es sencilla, simple y directa. No tienes que introducirte sino dejar que llegue, dejar que Dios venga y te levante en su presencia. Abre tu corazón y no busques fuera lo que tienes dentro. No olvides esto que es tan simple. Es el Señor quien te llama y quien viene y llega, o, mejor: quien ya está. No es posible decirlo, pero puedes -desde luego- hallar en Él tu única Morada.

Alberto E. Justo


viernes, 9 de septiembre de 2016

Una vez más: No temas

¿Piensas ahora en los panoramas que enfrentas o que dejas atrás? Es posible que la fantasía o la memoria insistan en atraparte en las vueltas de tu camino... Pero esos "panoramas" los generas tú mismo cuando huyes prevenido de las instancias que nos rodean... Son "pura materia", semejan el grito sin más y sin eco, sin proyección, sin sentido. Las amenazas son una suerte de deuda, un reclamo del viejo pecado, pero carecen de realidad...
Tú, en cambio, ve siempre más allá, trasciende sin fatiga y con fe... Abandónate a la Fe que es el don que ahora recibes...
¡Señor, adónde te escondiste! O pregunta a las situaciones incomprensibles, como María Magdalena, ¿dónde lo habéis escondido? Y quizá no caigas en la cuenta de que a Él mismo le preguntas, porque lo has tomado por el jardinero. Así, día tras día, sigues escapando de la respuesta luminosa... Hasta que en un instante de silencio luminoso Él mismo te llama, pronuncia tu nombre, ese mismo que sólo conoce el que lo recibe y acepta...
Él viene, ya está aquí, siempre estuvo aquí. En suma: parece que no aceptas lo más preciado que te da vida. Nada ni nadie puede separarte del Amor de Dios...

Alberto E. Justo

domingo, 21 de agosto de 2016

Consideraciones pequeñas

Porque aquello que es mayor y más alto se manifiesta en lo pequeño... Es silencio y quietud contemplativa, y no necesita agitarse, ni apurarse por nada... 
Sí, nuestro entusiasmo puede pedirnos esto o lo de más allá, pero lo que nos interesa, en profundidad y fecundidad, es más alto que las medidas que nosotros inventamos. Y lo más alto es lo más pequeño, como un niño es el mayor en el Reino de los cielos.

Alberto E. Justo


sábado, 20 de agosto de 2016

¿Quién soy?

Pregunta que siempre asombra... Pero la respuesta resulta -a veces- muy rebelde en las horas que corren en estos momentos de la historia...
Más allá de los "lugares comunes" hemos de tentar siempre una suerte de indagación, adentrándonos y aventurándonos en parajes profundos y no tan explorados...
¿Somos "eso" que nos dicen? Desde luego que no, porque el "secreto" que nos distingue no está expuesto en ninguna parte y nadie puede atreverse a violarlo.
Nadie es "objeto" de exposición. Cada uno es algo así como un "tesoro" de Dios, que Dios vela y cela, más hondo que todas las suposiciones y que todas las "ideologías" de moda o no.
¡Es grande el misterio del hombre! Por ello sigamos el camino que nos conduce a lo alto...
"Al que venciere le daré del maná escondido y le daré también una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe." (Apoc. 2, 17).

Alberto E. Justo

viernes, 19 de agosto de 2016

Vida verdadera...

¿Porqué repetimos los viejos pasos si el camino ya está trazado y hasta recorrido? La Morada del Corazón de Dios es la nuestra y nos regala una evidencia: de alguna manera estamos siempre en casa... Sí, esto es así aunque pasemos por terribles desfiladeros y se perciban esas "amenazas" que no alcanzan su objeto...
Las agresiones pueden ser muchas. El Señor las ha padecido a todas y nos exhorta a no temer.
¿Es éste un consuelo? No, es la verdad. Nadie nos dice nada para amortiguar golpes o endulzar caminos ásperos... Lo que sabemos es que Él es: el Camino, y la Verdad y la Vida.

Alberto E. Justo


vamos directamente

¿Para qué apegarnos porfiadamente a recursos infinitos y medios interminables? Nuestra fuerza consiste en la virtud que opera desde lo alto y llega, en un instante, al corazón.
No son necesarios, ni mucho menos, los "tratados" que nos dicen tantas cosas. Tal vez en su propio nivel convenga aprender más de esto o de aquello, porque el estudio es ascesis y virtud... Pero en lo esencial propiciamos la vía directa, elevando nuestro espíritu en el Señor que nos invita y nos recibe a cada instante...
Pronuncia en tu silencio, en lo más profundo, el Nombre. Y déjate elevar donde no sabes...

Alberto E. Justo


miércoles, 17 de agosto de 2016

Camina en paz...

El peregrino se convierte en caminante de paz... El camino, su senda, es escuela y oportunidad de bienes mayores que él no sospecha.
La "prueba" no puede engañar, Dios nunca abandona a sus hijos...
Ahora mismo descubrimos esa ternura divina que siempre nos acompaña. Porque la ternura, que desciende desde lo alto a nuestro corazón, puede experimentarse a cada paso si, desde luego, nos disponemos a recibirla. No es ilusión ni invención nuestra: es obra y presencia de Dios, inmediatamente, en modo inefable e insospechable.
Es hora de escuchar atentamente aquél "no temas" de los anuncios angélicos. El Señor vuelve a pronunciarlo en nosotros, íntimamente. No haya dudas de esta espléndida verdad.

Alberto E. Justo


lunes, 15 de agosto de 2016

el gesto y la agresión

No son las palabras solamente, ni el lenguaje, lo que podemos emplear como "carta de presentación" en cualquier encuentro... Hay mucho más. Para el bien de la paz es imprescindible el respeto que es otro nombre de la Caridad.
Y esto se expresa en un "gesto", que se hace hábito y nace de lo profundo, y que yo llamaría "señorío" o "caballerosidad". Se trata de una delicadeza, propia de los espíritus superiores, que imita -con coraje y valentía- la ternura del Amor de Dios; y que, desde luego, de Él procede.
Jamás un alma pura, despojada de soberbia y necedad, puede agredir a otra...
Téngase en cuenta... El bien se alcanza con perseverancia y, sobre todo, con magnanimidad...

Alberto E. Justo


viernes, 12 de agosto de 2016

¡Te alabamos en silencio y en soledad!

Aunque no lo sospechemos... Nuestra oración no se detiene si brota, con humildad y confianza, en el mismo Corazón de Dios. Nadie lo sabe, nadie puede adivinar la inmensa e infinita misericordia del Señor, que -sin demora- nos acoge y nos sumerge en el mar de su Amor... Y nos perdona, y nos vuelve a perdonar, y nos eleva, y nos abre Su Morada que se hace nuestra.
En la quietud de su Presencia Única todo se transfigura. Lo que parecía no estar: está y es más íntimo y profundo... Hay una "sonrisa" del Señor que nos recuerda a la sonrisa entre Él y su Madre y nos rescata y nos hace renacer en esa Fuente inefable que no podemos explicar ni describir.
¡Oración silenciosa y admirable!

Alberto E. Justo


La "agresión emotiva"

Comenzamos hoy con un texto del Dr. Gregorio Marañón: "(...) nosotros sabemos bien que no son las largas horas de esfuerzo e insomnio las responsables de las miserias de ahora, sino la ansiedad de la lucha, la tensión dolorosa, la ambición, el mismo sentimiento del triunfo, la "agresión emotiva" en suma, las que han labrado la esclerosis prematura de las arterias y la limitación senil de las aptitudes psíquicas.
"Si fuese, pues, posible una pedagogía afectiva, nosotros aconsejaríamos a los jóvenes que nos escuchan: trabajad mucho incluso sin medida, si vuestra ambición os impulsa a ello. Pero reservad vuestra emoción, administrarla a la dosis precisa para dar interés y generosidad cordial a vuestra obra. Sin embargo, ¿habría nada más absurdo que este consejo?
"Porque el hombre, el dueño del planeta, de nada es menos dueño que de su vida afectiva. Aun los que tienen fama de serlo, los varones fuertes, en realidad sólo dominan el mecanismo de la expresión emocional que en gran parte es de inervación voluntaria y muy susceptible, por lo tanto, de ser educado. Pero la convulsión orgánica vegetativa de la emoción se produce al choque inmediato de la realidad, sin defensa ni atenuación posible; y sin que valga el hábito para impedirla. Tenemos a flor del espíritu el mecanismo receptor de las emociones, grandes o pequeñas, y por ello somos sus esclavos.
"La emoción, por lo tanto, nos hiere a todas horas sin darnos cuenta de su agresión y sin que podamos defendernos de ella; y esta agresión alcanza la totalidad de nuestro organismo..." (F.Pérez Gutiérrez "La juventud de Marañón" Madrid 1997 p.449)
  Si esto es así las guerras más terribles que azotan la humanidad ahora consisten en las agresiones que se deslizan de hombre a hombre, en el uso y empleo -¡tantas veces inconsciente!- de sutilezas angustiantes que el mismo "depredador" ignora. Hay quienes poseen no sé cuál instinto agresivo que da en el blanco, hasta sin intentarlo, alcanzando a la víctima que no puede defenderse.
 Sólo el Misterio inmenso e infinito de la Cruz puede darnos la apertura necesaria. Volveremos sobre todo ello. Porque cuando el hombre está "desarmado" ataca con otros medios, en los cuales la lengua, las intenciones no manifiestas, la mentira, el engaño diminuto, la intriga, y mil cosas más, juegan un papel decisivo cada día y cada hora.

Alberto E. Justo


martes, 9 de agosto de 2016

¿Qué has dicho...?

Pues... nada... ¿Qué dije o qué puedo haber dicho? En realidad, claro, era y es mejor no decir, en suma: callar. Si es mejor callar no reconstruyas con ahínco lo que quisiste o creíste decir. Simplemente no has dicho nada...
El rumor de las palabras acaba por atar al peregrino a un pasado o a algún ensueño que, desde luego, lo daña. ¿Hay que decir algo? Es lo mismo que preguntarse: -¿Hay que "hacer" algo? Pero, ¿para qué atarnos una vez más? El hombre se aflige y sufre por el "hacer" que no hizo o por lo que no logró plasmar... Entonces: -deja y olvida. Es cuestión de paz y de buena salud.
El silencio profundo y verdadero no es violado con facilidad. Lo más cierto es que (como el amor) es más fuerte que la muerte... No puedo, en realidad, "decir". Nunca quedaré conforme con lo que digo... Siempre faltará un acento... o lo que sea.
Los "sonidos" apenas son pobres: se esfuman ahí no más. Y se van, y pasan, como las nubes que viajan, vienen y van, pero no puedo detenerme sobre ninguna de ellas...
No lo olvides... Nada hay que "hacer" o "decir" y, en cambio, es sublime lo que vamos a recibir, en los acordes de nuestra vida. Sí, vida que es Vida, que adviene en altísima aurora...

Alberto E. Justo



sábado, 6 de agosto de 2016

En el mismo desierto, más allá de los bosques

En realidad no lo sabemos muy bien... En horas de prueba desaparecen los "lugares" para dejar paso y espacio a una dimensión más alta y hasta "definitiva."
Nos preguntamos hoy, como ayer, ¿dónde está el Cielo? ¿Allí arriba, bien lejos?
Deja de hacer conjeturas y no imagines. Conoces el Cielo, más aún: lo ves, lo descubres cuando el dolor aparta tu vista de las reiteraciones que se suceden en la escala por la que subimos.
La Voz del Señor insiste: -NO TEMAS. ¿Tantas veces contigo -nos repite- y aún no sabes que Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí?
Pero asaltan las dudas, las tentaciones; y la severidad de una "hora" que no podemos calificar, nos deja perplejos.
¡Dimensión más alta! ¡Pobre expresión la mía, que no alcanza a decir nada!
El Señor vuelve a repetir: -¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas en vez de dejarme al cuidado de todas tus cosas? Huye de las preocupaciones angustiosas y de los pensamientos acerca de lo que pueda suceder después... Cierra los ojos y confía...
Suavemente vibra un llamado que es antiguo y que es nuevo... Es la Voz permanente e indudable del Amor Primero...

Alberto E. Justo


¿Por dónde vamos?

En efecto, hoy por hoy renuévase el interrogante: ¿seguimos a alguien en particular? ¿Hay alguna lectura recomendable que nos guíe en las horas de confusión o de olvido?
Seguimos de camino y nos detenemos en escaparates y exposiciones de todo tipo, en librerías y bibliotecas, hasta en el teatro, aguardamos no sé cuáles "encuentros" que -al menos- nos digan una palabra o nos señalen un derrotero...
Si elegimos un autor o un título, por más grande y maravilloso que sea, acabamos buscando todavía más, porque quedamos sedientos en medio del desierto...
La palabra humana, los signos más o menos aceptados frecuentemente callan... Es mucho lo que podemos aprender, desde luego, pero me atrevo a afirmar que, en el fondo, buscamos "otra cosa", sí, algo que nos lleve más allá de esas cuestiones que no acaban de acabar.
Olvidamos, o quizá descuidamos, que hemos recibido un hálito de vida, que participa, inmediatamente, de la Única Fuente de la Vida, de la Vida misma...
La procura de respuestas "materiales" o de efectos especiales, nos derrota y nos confunde.
Hay un silencio interior... Una plegaria, una poesía inefable, que es presencia en el corazón, y que no calla jamás. Recomienza siempre, a cada instante nace y renace y no necesita otra cosa que nuestra adhesión y nuestra confianza... Que la Paz interior nos ayude y acompañe siempre.

Alberto E. Justo


viernes, 5 de agosto de 2016

Decir, callar, meditar...

¿Es posible expresar lo inexpresable? ¿Es tan luminoso lo que no sabemos? En la noche -¡tantas veces!- hallamos la luz, esa misma que quisiéramos descubrir más allá de las fronteras.
Luz que no ha de apagarse, sino que cada vez se enciende más... Cada vez más. No hay ya escuelas ni modos... Allí y aquí está. Es la vida, el espíritu que guarda el secreto que recibe y que tiene infinito valor en la apertura del corazón. ¡El secreto que recibe! ¿Qué puedo añadir?
Cuanto menos sabemos, más aprende el corazón. Paradoja muy simple, desde luego, pero incomparable consuelo y alegría cuando se disipan las nieblas y se levanta la aurora, con el perfume sin par de la primera mañana, del amanecer.
¿Qué es este "amanecer"? ¡Un Nacimiento inefable!

Alberto E. Justo


martes, 2 de agosto de 2016

Estoy seguro...

¡Regalo enorme, éste de la Fe! Tal vez las vacilaciones nos desvíen a veces... Pero pronto hemos de hallarnos mucho más allá. Aguardamos, sí, una sorpresa que nos eleve y levante... Es la "sorpresa" de la "vida" que es una misma con el Viviente. No podíamos imaginar tal grandeza, aunque todo calificativo es vano e insuficiente...
No pretendamos "comprensiones". Simplemente porque estamos más allá...

Alberto E. Justo


peripecias en el viaje interior

Sorpresa del peregrino es descubrir, con gozo, la amplitud de su viaje. Éste consiste en el camino del corazón, en un descenso (que es ascenso) a la profundidad fecunda de su espíritu.
Los "ronquidos" de las fieras cercanas no han de turbar su reposo ni sus pasos. Porque hay en las rutas de este mundo (y de cualquier otro) multitud de curiosos impertinentes que necesitan, a lo que parece, dominar un tanto o controlar otro tanto, el andar pacífico de cuantos pasan...
Tú, hermano, no aceptes nunca funciones ni responsabilidades de espía o de algo así. Opta, decididamente, por el ocultamiento y no profanes los caminos de nadie... Perdona y sigue, sin desvíos, tu dirección y tu bien.

Alberto E. Justo



domingo, 31 de julio de 2016

No preguntes, ni inquieras

No quieras abrazar lo que tus brazos no alcanzan. Déjate abrazar por Dios sin modos ni denominaciones... En el silencio del corazón resuena siempre un "lenguaje" nuevo e inédito, que nos sorprende y levanta por encima de las imaginaciones y las insuficiencias de nuestro "ego."
En la noche puede percibirse un cántico sublime... No cabe en ningún "encierro". Esa música maravillosa es libre y liberadora... Recíbela sin atreverte a interrumpirla. Deja que suene, deja que cante... No impidas la música... "Deja ser el ser."

Alberto E. Justo


sábado, 30 de julio de 2016

¿Dónde -Señor- comienzo?

Sabemos que nos llamas ya, tal como estamos ahora y sin preparaciones, ni proyectos... ¡Señor! en efecto, nos llamas ya mismo, ahora. Todo comienza, palpita, respira y vive en Tí...
Quisiéramos prepararnos, disponernos tal vez con algunos "pensamientos" y no sé cuántas cosas, ensayar introducciones nuevas, una y otra vez, hasta dar con un resultado que abriera las puertas que imaginamos y que deseamos...
Pero todo eso, todo lo que pergeñamos en nuestros pensamientos, todo eso, no eres Tu...
¿No dijiste acaso, a María, que una sola cosa es necesaria, que ella había elegido la "mejor parte" que no le sería quitada? Y el Único necesario eres Tú, Señor.
Todo es en Ti... Yo mismo no puedo reconocerme fuera de Ti. Cuando la hermana de Lázaro te dijo que sabía que su hermana resucitará al final de los tiempos ¿qué le respondiste -Señor-? "YO SOY la Resurrección y la Vida"
La vida contemplativa, que es nuestra vida, eres Tú mismo...
Danos siempre la fortaleza de la Fe y la gracia de "ver". ¡Y de verte a Tí solo! Amén.

Alberto E. Justo


viernes, 29 de julio de 2016

En el silencio y la esperanza...

En el silencio y la esperanza está nuestra fortaleza... (Is.30,15). Así, San Juan de la Cruz... y nosotros despertamos en el mismo Corazón de Cristo, llamados por Él en el Espíritu. ¡Aurora incomparable en el secreto de nuestro interior!

Alberto E. Justo


miércoles, 27 de julio de 2016

¡Señor! ¿Dónde moras?

No nos admire repetir esta pregunta... Es lo propio insistir, como con la oración, hasta llegar a algo más que una respuesta.
El Señor repite: -no te detengas en frases o sentencias de lo que "se dice". Abraza, sin vacilar, mi Palabra... Abrázame a Mí.
Mi morada es ahora tu corazón. Es un secreto sublime: tú en Mí y Yo en tí... La vida contemplativa no es para "otra cosa". La vida contemplativa Soy Yo.
¿Qué puedes añadir? La vida contemplativa no consiste en lo que haces sino en la Vida que recibes.
Tu oración es Mi oración... No quiero tus "obras", te quiero a ti...
Sumérgete en mi Misericordia y no temas.

Alberto E. Justo

martes, 26 de julio de 2016

seguimos de camino

¡Señor!¿Dónde moras? Esta pregunta, que hicieron los discípulos al Señor Jesús, se repite por nosotros ahora, para descubrir nuestra morada, una vez más...
No dudamos en repetirla, no vacilamos en aceptar nuestro camino porque, antes que cualquier otra cosa, es Su camino...
El Señor nos dice: -ven y verás... Repito que nos llama, que nos dice "ven", como a Pedro cuando quiso caminar sobre el agua: -"ven."
Y comprobaremos la Gracia de la Fe, a pesar de vientos y sacudones, a pesar de las tempestades que desata este mundo.
Nuestra Morada es Él mismo, que ahora insiste: -ámame como eres. En suma: no vaciles ni temas, porque Yo Soy...

Alberto E. Justo



lunes, 25 de julio de 2016

¿Buscas alguna calificación o nombre nuevo?

Es posible que esta "tentación" se renueve con cierta frecuencia, porque el peregrino busca reparos o reconocimientos a través de los distintos parajes que supera...
Pero no hay que equivocarse y confundir un lugar o un tiempo con le realidad a la que estamos llamados, que supera todo lugar y todo tiempo.
¿Cómo convencernos, en efecto, rechazando toda duda y dejándonos levantar por encima de todo lo perecedero?
Atribuimos la condición de "absoluto" a aquello que no lo es y nos fatigamos en tareas que a nada conducen...
Despréndete del tiempo y del lugar eventual... Sumérgete ya en el Misterio que tu mismo eres, en el Misterio de Dios.
No se trata de este o de aquél monasterio, tampoco de esos "desiertos" que quedan en el camino...
Atiende ahora la Palabra que resuena en tu corazón: "Yo Soy."

Alberto E. Justo

domingo, 24 de julio de 2016

En la ermita escondida

¡Quédate, permanece en la ermita escondida que el Señor te regala! No la busques por allí, ni lejos, ni fuera, ni cerca siquiera. Está en todas partes y en todas partes la encuentras. Y, en todas partes, te guarda el Señor en ella.
Despréndete y deja caer todo aquello que no llevas... Guarda el secreto de tu corazón y habita simplemente adonde el Espíritu te eleva... Allí está tu hogar y tu morada...
No dudes, ni temas. No vaciles ni aguardes resultados sonoros, que ya no interesan...

Alberto E. Justo


sábado, 23 de julio de 2016

El "instante" siempre es nuevo

Pedimos perdón por nuestros pecados y suplicamos la Gracia del Señor. En un instante somos rescatados y perdonados, enseguida la Misericordia divina nos eleva.¿Dudamos acerca de tanta maravilla?
El Señor nos levanta, nos abraza, nos sostiene. Basta un instante para volver a casa...

Alberto E. Justo


Un claustro, un paisaje

Siempre insistimos en imágenes que no se esfumen ni se alejen... Pero ha llegado la hora en que busquemos, sin pausa, no la "imagen" sino la misma Realidad. O como queramos llamarla. Porque hoy es aquí y es ahora. La Gracia de Dios no se esconde. Dios se vela para manifestarse más.
Si es el Señor, si es Él mismo ¿cómo representarlo o reemplazar su presencia?
Con el "coraje" de la "hora" iremos de camino por la senda de Emaus...

Alberto E. Justo


viernes, 22 de julio de 2016

Aunque nos parezca tarde...

Entremos sin vacilar en la espesura del Corazón... No importan las horas ni las peripecias. El respiro no engaña.
Aunque nada sientas ni percibas: ten siempre esta máxima: "Si sabes lo que sabes es porque ya estás."
¿Qué es "saber"?
Aquí digo esto: "conocer desde dentro." Y ¿qué es conocer desde dentro? Cuando conoces en verdad lo que no se siente. Cuando has pasado más allá (o más aquí) cuando descubres la "inmediatez", cuando no puedes no estar dentro del Misterio que te excede. Cuando sabes que tu espíritu es, todo él, solamente en Dios.
Con los últimos pasos se derrumbaron los escalones y los puentes que juzgábamos indefectiblemente tendidos. Nada de eso. Llega la hora esencial.
No esperabas que el Señor así llamara a tu puerta. Precisamente a esa puerta, la menos "sospechada", por donde menos podía aguardarse... lo mayor.

Alberto E. Justo


¿Quizá mañana?

No, es hoy, hoy mismo, no tienes que aguardar. El Amor de Dios es "ahora mismo". Arrepiéntete de todos tus pecados y abre tu corazón. El Señor ya está, Él es , así, simplemente...
En la confianza está el secreto de esa fuerza que no te ha de faltar.
¡Qué grande, qué hermoso, es el "AHORA" de Dios! Todo lo tienes ya, goza y exulta en la Presencia inefable que no tiene ocaso.

Alberto E. Justo


jueves, 21 de julio de 2016

no temas, no, no hay "derrotas"

Si te parece que pierdes, apártate de lo que simplemente "parece". Que no te engañe la manifestación sombría de lo que no es.
¿Y si se pierde esa joya, o ese cuadro tan bello? ¡Tantas cosas pasaron, fueron y se fueron no sé por cuáles caminos del mundo! Y, sin embargo, brotan de nuevo en fuente purísima, desde el oculto fondo del corazón.
No te importe la "derrota", no te juzgues vencido, no es necesario, ni mucho menos, alcanzar determinadas medidas... Porque no hay "medidas". El Amor de Dios no tiene "medida".
¿No te dieron el "premio" que suponías y, tal vez, merecías ayer? Es cosa normal y habitual... ¿Quién reconoce esto o aquello? ¿Qué es reconocer?
Deja que el arroyo lleve esas hojas que pasan y se van. Simplemente deja. Suelta, en suma, no aferres y reposa en la hondura que no se sospecha.

Alberto E. Justo


miércoles, 20 de julio de 2016

oculto en el bosque

¿Por qué no? También el bosque tiene semejanza con el desierto. Tal vez la soledad, hasta el silencio que tanto amamos...
Figuras que aparecen en nuestro interior y que son -¡tan pequeñas!- comparadas con la grandeza del corazón...
Pero no se trata aquí de conceptos o de imaginaciones. El "interior" es una vivencia que se descubre por gracia de Dios. Son los "latidos" del corazón, el respiro que no se define, en suma esa vida participada que nos viene de Dios.

Alberto E. Justo


martes, 19 de julio de 2016

Descubre el amplio respiro

Recibe desde el "secreto" la luz que no tiene ocaso. ¿Quieres convertirte en un peregrino "nuevo"? No es necesario, serás el peregrino de siempre, pero descubriendo la verdadera "morada" en lo profundo del corazón.
Lucha en tu sendero, no te apartes. El Señor está contigo.
Déjate amar, no dudes... 
Tienes tu casa en el Corazón de Dios.
Muchos son los titubeos y no pocas las vacilaciones. El Señor nos dice, sin embargo, que, a pesar de lo que sea, lo amemos con entera confianza y abandono.

Alberto E. Justo


Vivencia siempre despierta

Ayer salí de mi casa para ingresar en un convento... Hoy salgo de un convento para ingresar en el monasterio de mi corazón...
Ayer partí hacia afuera, hoy parto hacia adentro...
He hallado la montaña que se eleva más allá... Porque hay una cima escondida...
Ayer me hallaba en el lugar que, como tal, me parecía el propio... Sin embargo mis pasos me conducían y me conducen a "otra parte", que es "más que lugar".
Salí de donde estaba y estoy aquí y ahora...

Alberto E. Justo


Descubrí mi ermita en el único claustro...

La barca se desliza por el centro del río y las ramas de los grandes árboles cubren, de orilla a orilla, el cielo escondido. Pero no lo ocultan, lo predican, como tantas veces ocurre cuando un velo cae suavemente ante un soñado paisaje.
Entonces un tendal cae de repente, porque hemos visto más allá...
¡Horizontes siempre nuevos! No son ilusiones sino aperturas a lo insospechado.
Así es mi ermita en el centro de mi corazón.

Alberto E. Justo


lunes, 18 de julio de 2016

El camino continúa todavía

El peregrino quizá se ilusione con llegar ya a un espacio más o menos definitivo... Piensa, el viandante, que es hora de arribar o que, a lo sumo,  forma parte de no sé qué figura que lo compromete definitivamente...
Pero no es así... En efecto, la vida eterna, las palabras de vida eterna, no tienen bastiones ni murallas... Seguimos un "ascenso"que carece de "modos" y de estructuras, donde no existen "ataduras" ni detenimientos caprichosos.
Nuestro caminar es "reposo" y se levanta por una virtud siempre más alta. Quisiéramos fijar nuestros pasos, pero el Misterio nos arrebata... Esta es la verdad.
Por ello seguimos, no más, a pesar de voces, rechazos e ignorancias. A pesar de miradas torvas y sombrías, que reclaman un dominio imposible y que perdieron ya su hora...
Sigue, que tu senda es magnífica y bien lejana a las determinaciones del mundo abrumador.

Alberto E. Justo

domingo, 17 de julio de 2016

aguardando el amanecer

Hollando senderos nuevos en la costa que carece de fronteras... El techo es el cielo, la amplitud es el mar... 
Quisiéramos hallar una senda, un camino, que nos levantara más allá.
Un hondo respiro, una aspiración del corazón a esas alturas secretas que tanto nos seducen, en el quieto silencio, que es intimidad con Dios.

Alberto E. Justo



La mejor parte

María eligió la mejor parte, que no le será quitada (Luc. 10,40). Muchos serán los caminos y los lugares que conozcamos o descubramos... Algunos, mejores que otros, pero ..."la mejor parte" ¿se trata de un de un estilo, de una condición, de una "vocación", de un destino...? ¿Podemos decir que María eligió o que "fue elegida" para lo más alto, hacia un "intimidad" inconcebible y única...?
Que no le será quitada...
Nada ni nadie nos puede apartar, alejar, del Amor de Dios, de Dios mismo: ni las estructuras deterioradas, ni los precipicios de un decadencia agobiante...
Simplemente: lo que eres, eres y nada más y nada menos. No temas.

Alberto E. Justo


viernes, 15 de julio de 2016

piedad y perseverancia

Nada ni nadie puede apartarnos del Amor de Dios... Lo sabemos muy bien. Aunque, a veces, los "ataques" y las adversidades aparezcan intolerables en nuestro horizonte nublado y triste.
¿Qué es lo que pasa? ¿No lo sabemos bien? El "mundo" no perdona, ni tolera, ni "aguanta", ni quiere otra cosa que engullir lo que sea, aún dañando su estómago. El mundo devora pero no aplaude, el mundo destruye pero no construye nada...
Verás al "ejército" de este mundo, saturado de falsedad y de mentiras, imponer su feroz tiranía contra lo que sea, con tal de afirmar un "poder" imaginado, fantasmagórico, con disfraz de responsabilidad y mérito...
¡Huye, pues, de las sandeces de esta hora y de cualquier otra! Descubre tu propio valor más allá, en el silencio, en la soledad... Abre la puerta secreta del corazón...

Alberto E. Justo


miércoles, 13 de julio de 2016

Nada tan temible como el temor

En efecto, nada tan temible como el temor y la duda; nada tan temible como la "vacilación" que se manifiesta cuando juzgamos probable lo improbable...
Son muchas las variantes que el enemigo del género humano dispone para "asustar", ya que -en realidad- es él quien nos teme.
Es María Santísima quien ilumina nuestra vida en la aurora que vence todo temor...
Levanta los brazos en oración, sin vacilar y escucha la palabra de María: -¿acaso no soy tu Madre?
Ahí, aquí, tienes a tu Madre...
¡Corazón de Jesús, Amor Infinito, en Tí confío! ¡Corazón de María, Madre del Amor Infinito, en Tí confío!

Alberto E. Justo

¿Añadir alguna cosa?

No sabríamos ya "añadir". Sólo cabe dejarse llevar por un silencio inédito que ha de decir mucho más que cualquier gesto o palabra... Tal vez haya por allí un sendero también desconocido que nos indique una "liberación" nueva... Pero no hay "liberaciones" nuevas.
Procuramos romper las cadenas que ayer nos ligaban y levantar, bien alto, las celosías oprimentes de "lugares" harto cerrados. Pero no logramos demoler la infamia que desfila por avenidas y parajes, afirmándose en gritos y sinrazones...
En suma, parece que no acertamos a "pasar más allá".
¡Si supiéramos pasar! ¿No aprendemos de las aves que, en su vuelo y a riesgo de su vida, efectivamente pasan y van?
Si te arriesgas, si arriesgas tu vida, pasarás.
No importa perder nada... Porque nada se pierde... Déjate pues levantar en vuelo. Porque tú no te levantas...
¿Recuerdas a San Juan de la Cruz: "sobre toda criatura levantada"? Pues eso mismo... Medita y sigue por allí.

Alberto E. Justo



martes, 12 de julio de 2016

vocación de monje...

La intención más grande, el deseo mayor, la vocación de permanecer siempre en el Corazón de Cristo... ¿Dios puede negar lo que tanto, desde el fondo de la conciencia, ASPIRA a Él? Porque la "aspiración" es don del Padre que nos hace hijos en el Hijo, en el Espíritu Santo...
No podemos describir ni explicar lo que supera cualquier expresión. Lo que sí sabemos, y es así, es que ser monje consiste, en efecto, en desearle con Su deseo...
Todos los claustros del mundo, todas las ermitas, todas las mayores soledades: valles, desiertos y montañas, no alcanzan a insinuar siquiera, lo que cumple el deseo de ir a solo Dios. Solo, a solas con el Solo.

Alberto E. Justo



lunes, 11 de julio de 2016

Dentro del Misterio

Unión que no se explica ni se define: simplemente es. De allí brota la fuente y la vida. En el misterio está la vida y su sentido. En el silencio su razón sublime. Brota y vivifica sin que yo me apresure a componer nada...
Ya sabemos que lo más secreto es lo más fecundo...

Alberto E. Justo


domingo, 10 de julio de 2016

trabajo y oficio...

El "sudor de nuestra frente" se nutre en mil ocasiones y oportunidades, de esas que no descubrimos en un instante. Percibimos, sí, la fatiga, y no acertamos a responder acerca del cansancio o de la experiencia de una derrota...
Y, sin embargo, la carencia de resultados inmediatos, la demora de cualquier éxito, ha de llegar a nuestras horas como una bendición de Dios.
Hace tal vez algunos instantes festejábamos nuestras tareas, hasta que las sombras de la noche nos entregaron la vanidad de tantas cosas y la desaparición de esas ilusiones que pretenden elevar nuestras vidas.
Ahora el escenario, el inmenso escenario, tiene decorados muy diversos. Allá, al fondo, un telón azul, muy fuerte, nos recuerda un pedazo de cielo que ya no está.
Los "decorados" engañan desde luego. Por eso elevamos el corazón más allá de fantasmas e ilusiones, sin llegar a adivinar lo que está más lejos... (¿o más cerca?)
Es verdad que las sombras velan, pero -también- revelan. Lo que hasta ayer juzgábamos luminoso, hoy desaparece...
Y es que la luz, la luz verdadera, no engaña, a pesar de los discursos de los necios.
Es la Mirada Divina que permanece en nuestro corazón, porque lo que se nos antojaba ausente ya es, sin duda, presente.

Alberto E. Justo

viernes, 8 de julio de 2016

En la búsqueda está el "encuentro"

¿Cómo liberarnos de las angustias o de los apresuramientos de esta hora, cuando todo parece borrarse por su misma aceleración?
Nos sabemos llamados a un horizonte, a más allá de un horizonte,  a superar fronteras y alturas...
Es necesario ver y descubrir, abrazar y subir, no quedar detenidos, sino proseguir esa búsqueda que parece no acabar.
Pero acaba...
Insisto en descubrir la grandeza verdadera...

Alberto E. Justo


jueves, 7 de julio de 2016

la "grandeza verdadera"

El día que descubras tu verdadera grandeza... Ya no precisarás otras cosa que "aquello"...
Descubre pues el secreto admirable. No tienes que mendigar nada... Ya lo tienes todo o, en realidad, ya eres lo que eres, más allá de cualquier frontera. Llena tu corazón en la Única Fuente...
¿Quieres saber quién eres? Olvida los intermediarios y las razones. No te detengan reparos ni dudas. Nadie puede darte lo que no se da ni lo que no eres. ¡Nadie te dará lo que no eres por más antojos y caprichos que se esgriman!
Algunos invocan mejores "condiciones de lectura". Otros se hunden en un terrible piélago para... "más poder"... Pero tú eres poseído por un Bien Infinito, ¡apártate de lo que no es!

Alberto E. Justo


miércoles, 6 de julio de 2016

oración incesante...

¿Cómo arrodillarme, Señor, y permanecer cada segundo en el silencio de tu Corazón, sin apartarme jamás? Una pregunta y mil preguntas que superan y trascienden cualquier respuesta... Y sólo digo y clamo :-¡Ven Señor Jesús! No tardes...
¿Hay algo que añadir a la ...vida? La intimidad profunda en el Espíritu ¡tan poco valen las palabras!

Alberto E. Justo

Cuando la pregunta no obtiene respuesta

Y sabemos muy bien que es harto frecuente. Se agolpan las cuestiones y las "ilusiones" aguardando lo que -aparentemente- no llega. Por ello insistimos, esperando siempre contra toda esperanza, en la pregunta, en la interrogación que brota de lo profundo, para dar, no tanto con una respuesta, cuanto con el secreto o el tesoro escondido, que nos brinda la apertura deseada más allá...
Y preguntamos por no sé qué "identidad", tal vez para huir de la asfixia, de la repetición de las mismas necedades, en ansia por una liberación auténtica.
Por ello es necesario preguntar de nuevo: -¿quién soy? Es fácil responder acerca del "lugar" en el que accidentalmente "estoy". Pero aquí buscamos el secreto que está más allá. ¡¡Quién soy!!
Hemos hallado un camino, en el corazón de una brecha.
No soy, ciertamente, lo que dicen o lo que piensan los"otros". Esos "otros" que pretenden conclusiones en el estilo más vulgar, repitiendo y repitiendo en ecos de la fama un aplauso o un examen mal aprobado.
No; caminamos en realidad en la soledad del desierto sin fronteras cuando ya nada vemos, ni podemos distinguir... ¡Santa Soledad del mayor de los desiertos, cuando no podemos descubrir sentido ni definiciones, cuando  no hay "estructura" que sirva ni que señale algún derrotero!
Ahora quedemos en los latidos del corazón profundo. Algo ha de despertar, algo ya despierta... Y nada más.

Alberto E. Justo

martes, 5 de julio de 2016

camino monástico, camino del silencio

La Voz que nos llama resuena en dimensiones cada vez más elevadas..., pero nunca más lejanas. Por el contrario, la invitación es siempre más íntima y más profunda, más honda, como no lo podemos sospechar.
El camino de la soledad y del silencio no puede quedar encerrado en ninguna estructura, ni limitarse... El camino es de "confianza" y fecundo abandono y no se pierde jamás.
El hombre, el peregrino, quisiera muchas veces destacarse o hacerse valer en definiciones o estadios a fin de obtener distintos grados o relieves. Pero el "desierto" de de otra índole y por el desierto nos lleva Dios.
Sí, en efecto, una vocación que parece lejana y es la más cercana e inmediata. Ahora la "fuga" es un encuentro que todo lo trasciende y todo supera.

Alberto E. Justo


viernes, 1 de julio de 2016

En algún bello escondite...

Buscamos nuevamente el camino que no desengaña. Porque nuestro gusto sólo se halla en Dios...
Es curioso, nada nos conforma. Todo parece pasajero y carente de belleza.
¿Es posible, por gracia de Dios, hallar el secreto santuario que introduce directamente en la intimidad divina y en Su presencia?
Es hora de todo lo que nos supera. Aunque parezca una ilusión lo más real y profundo late en nuestro corazón ya, ahora, en este instante.

Alberto E. Justo



jueves, 30 de junio de 2016

Sin temor y sin temblor

A pesar del rigor de la "hora" y de la terrible proximidad de quienes no saben, ni podrán saber... La sabiduría es silenciosa y poderosa. No se entrega a cualquier pasante ni a cualquier curioso. La sabiduría -una vez más- es discreción, pudor y silencio.
Hoy topamos con quienes saben muy poco y creen saber muchísimo. No podemos quejarnos por la ausencia de mediocres que llenan el aire, los aires, de sandeces e impertinencias.
Parece que el pobre hombre necesita dominar y someter, de lo contrario se tiene por un infeliz. Pero aquél sujeto que cree "saber" es, casi siempre, un peligroso ignorante.
-Medita, hermano, medita- busca en tu corazón esa trascendencia que se escapa, porque sólo te animas en los "lodazales", en lo que se dice, en lo que imponen las "modas" cada vez más ridículas.
Deja y vete lejos. No embadurnes tu calzado nuevo

Alberto E. Justo.


Santa Fuga

¿Cómo huir de tanta necedad y desaciertos? ¡pregunta confusa y audaz! Yo te diré en pocas palabras cuál deba ser la lucha de los peregrinos hoy...
Si te has atado en esas feroces estructuras, caracterizadas por lazos y reglamentos, por tradiciones infinitas como aquellas de los hijos de Hillel... Suéltalas y suéltate. Es preferible llorar...
Si conservas el ánimo y la decisión de buscar y de encontrar la verdad: tendrás un bellísimo y dignísimo panorama abierto, un camino que hará fecundas hasta tus derrotas.
Te recordaré un texto, nada menos que de nuestro Lope de Vega:
"A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos
No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos. 
Ni estoy bien ni mal conmigo,
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Entiendo lo que me basta
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuantas cosas me cansan
fácilmente me defiendo,
pero no puedo guardarme
de lo peligros de un necio.
..........................................
Y dejamos aquí la cita para seguir meditando en silencio, más allá...

Alberto E. Justo


¿Aún más allá?

El monasterio está en el corazón... Avanzamos por el Desierto, siempre más extenso, en la búsqueda del "hogar escondido", de la "celda amable", del "lugar inviolable", pleno de luz y de silencio.
Y parece alejarse semejante "destino"... ¿Por qué? Caminar y caminar "sin destino"... ¿Entonces?
El monasterio, ese claustro de paz, no está aquí, ni allí... Descendiendo de viejas montañas nos ilusionamos con hallar lo que nunca se halla fuera.
Caminaba yo, una vez por populosa y ruidosa avenida. Y me decía: -esto ha de acabar alguna vez... Pero era demasiado grande. En cambio, sentado como los antiguos monjes, en pequeña espera, descubrí estar demasiado cerca...
Y me dije, y me digo, aguarda con gozo la mayor respuesta. Sabemos que caminamos a la Eternidad, YA en la Eternidad. 

Alberto E. Justo